El 27 de marzo de 1919, tres meses antes de la firma del Tratado de paz de Versalles, y bajo circunstancias muy adversas, Wilhelm G. Clasen fundó la empresa familiar de comercio exterior del mismo nombre, que inicialmente se centró principalmente en el comercio con yute en bruto.
Desde la perspectiva actual y considerando que se fundó después de la Primera Guerra Mundial, fue una especie de «start-up» del yute, porque requirió de mucha audacia, optimismo, ingenio y talento para la improvisación, además de suerte.
En aquella época, Hamburgo era uno de los mayores puertos europeos de importación y tránsito de yute en bruto. Su importancia en aquel momento se debe al hecho de que solamente en Hamburgo había tres hilanderías y tejedurías de yute, que dejaron de existir en los años sesenta del pasado siglo. Alemania importó más de 120 000 toneladas de yute en bruto de la India antes del comienzo de la Primera Guerra Mundial. La industria del sisal también era próspera en Alemania. Solamente en Hamburgo, había una hilandería de sisal y dos de cáñamo de Manila con producción vinculada de cordelería.
La inflación tras la Primera Guerra Mundial, que alcanzó su punto máximo en 1923, provocó el colapso de la economía y el sistema bancario alemanes.
La joven empresa consiguió resolver con éxito los problemas a los que le tocó enfrentarse. Las condiciones económicas se estabilizaron a lo largo de 1924; en términos monetarios, la hiperinflación y la especulación asociada terminaron el 15 de noviembre de 1923 con la sustitución del marco de papel por el marco seguro (con el mismo valor que el posterior marco imperial).
En las décadas de 1920 y 1930, el negocio, en constante crecimiento, se concentró en Alemania y Europa Central y Oriental. La gama de productos se amplió para incluir el cáñamo blando, el lino, el sisal y el abacá. El principio fundamental: «lo primero es el cliente»; y esto incluía no solo la oferta de servicios integrales, sino también de información continua acerca del mercado. En la actualidad, la empresa sigue publicando informes de mercado en tres idiomas que gozan de un gran interés internacional, con una periodicidad mensual para el yute y de varios meses para el sisal.
La empresa, al igual que el comercio exterior de Hamburgo, se vio duramente afectada por las consecuencias de la crisis económica mundial, que produjo un fuerte declive del negocio. Aunque durante el Tercer Reich se experimentó una cierta recuperación económica, esta fue acompañada por una reducción cada vez más drástica de las asignaciones de divisas para las importaciones. Esto tuvo consecuencias drásticas para las empresas de comercio exterior como Wilhelm G. Clasen, ya que se prohibieron las importaciones de materias primas y se crearon organismos de control y asignación, que se concentraron en Berlín.
El día a día de los comerciantes de Hamburgo y, especialmente, por supuesto, el de los comerciantes extranjeros, se vio cada vez más afectado por la burocratización impuesta por una red de control exhaustiva, que se convirtió en un obstáculo de primer orden. El comercio de tránsito se volvió prácticamente imposible bajo estas condiciones. Comenzaron las transacciones de compensación y Wilhelm G. Clasen demostró una extraordinaria inventiva y competencia en este circuito, en el que alcanzó un gran éxito.
En 1935, Wilhelm G. Clasen fue elegido presidente de la asociación de empresas del comercio del yute, el cáñamo y el lino, con sede en Hamburgo. Mantuvo su cargo como presidente de la asociación durante más de 25 años.
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, continuar colaborando con proveedores extranjeros de países fuera de la esfera de influencia del Tercer Reich se hizo imposible. Los contratos de compra ya firmados dejaron de cumplirse y se confiscaron las existencias almacenadas en el extranjero. El comercio de materias primas procedentes de mercados extranjeros se paralizó y, con un volumen de negocios muy limitado, la empresa tuvo que luchar para no ahogarse, comerciando con cáñamo blando y lino procedentes de Europa Oriental y Sudoriental.
Sin embargo, hacia el final de la guerra, también desaparecieron las perspectivas de este negocio y la compañía tuvo que improvisar y orientarse hacia el comercio con «artículos de reemplazo», a semejanza de su situación inmediatamente después de la Primera Guerra Mundial. En 1943, las oficinas de Wilhelm G. Clasen resultaron gravemente dañadas por los bombardeos, que también destruyeron la mayoría de sus documentos comerciales.
El comercio exterior fue imposible durante los primeros años de la posguerra. En un principio, los Aliados prohibieron completamente el comercio exterior; más adelante, lo restringieron fuertemente y, durante años, lo permitieron solo de forma que se deteriorara antes de poder empezar a recuperarse lentamente.
Los negocios de Wilhelm G. Clasen no volvieron a funcionar con normalidad hasta principios de la década de 1950, cuando la empresa comercial pudo restablecer sus antiguas conexiones, que nunca se rompieron completamente excepto durante la guerra. Al mismo tiempo, se establecieron nuevas conexiones en ultramar y en Europa. Los negocios internacionales cobraron cada vez más importancia como resultado de la consolidación de su posición en el mercado. El llamado «boom coreano» en los mercados de materias primas, provocado por la Guerra de Corea, que produjo un gran incremento en los precios, hizo el resto y benefició el desarrollo del negocio de Wilhelm G. Clasen.
A finales de los años cincuenta, se despertó el interés del consumidor por las alfombras de fibras naturales y, cuando hablamos de fibras naturales, nos referimos casi exclusivamente a alfombras tejidas con sisal y ajustadas de pared a pared. Esta nueva demanda fue satisfecha por las empresas transformadoras de sisal de Alemania, Austria y Bélgica, y dio lugar a una necesidad creciente de importaciones de fibra de sisal. Por desgracia, el interés por las alfombras de sisal fue relativamente efímero, sobre todo porque no se podía evitar la presencia de impurezas. Así pues, los consumidores reorientaron su atención hacia las alfombras de tufting, dándoles prioridad. No fue hasta más adelante, en los años noventa, cuando las alfombras de sisal experimentaron un nuevo auge, esta vez, sin embargo, procedentes de China y a precios muy asequibles.
A partir de principios de los años sesenta, las actividades comerciales se fueron expandiendo en todo el continente europeo y se abrieron todos los mercados globales. Wilhelm G. Clasen se convirtió en una empresa con relaciones comerciales en todo el mundo.
Esta expansión fue acompañada por la adición de más fibras naturales a su gama de productos, como el bonote, el ramio, la ceiba y los línteres en bruto. Un paso lógico hacia la diversificación, sobre todo teniendo en cuenta la situación cada vez más difícil de las industrias del yute y del sisal en Europa debido a la creciente liberalización de las importaciones y de la feroz competencia de países con salarios más bajos.
A mediados de mayo de 1966, Peter Clasen, hijo del fundador de la empresa y actual socio gerente, se une a la empresa como socio. En marzo de 1969, la empresa pasa revista a sus 50 años de éxito comercial y abre una nueva etapa en el comercio internacional.
En los años sesenta, la fabricación de fieltro de yute se convirtió en una nueva rama de producción en Europa. Varias fábricas se especializaron en la fabricación de este producto, que gozó de una gran demanda, en primer lugar, como base para revestimientos de suelo y, en segundo lugar, como material supresor de ruidos en la industria del automóvil.
La liberalización de las importaciones en los países que entonces y más adelante pertenecieron a la UE provocó que una gran parte de las hilanderías y tejedurías de yute situadas aquí ya no fueran capaces de competir con los países de bajos salarios, como la India y Bangladés, y pasaran a abastecerse de hilos procedentes de estos países en lugar de hilar ellos mismos. Las tejedurías de alfombras belgas pasaron a utilizar hilos de kenaf de origen tailandés en lugar de hilos de yute producidos en Bélgica. Wilhelm G. Clasen vio la oportunidad y fue uno de los pioneros en la importación de hilos de yute de la India y Bangladés a los países de la UE, y también desempeñó un papel fundamental en las importaciones de hilos de kenaf de Tailandia. Los conocimientos adquiridos con ello permitieron a Wilhelm G. Clasen ampliar sus actividades comerciales en este sector con un éxito cada vez mayor y participar activamente en él en todo el mundo.
Con la abolición de las restricciones a la importación de productos de yute en los años setenta, los países de la UE se convirtieron en un mercado importante para los productos de yute.
A mediados de los años setenta, comenzó el auge triunfal de los materiales compuestos de fibras naturales, como el yute en bruto, el cáñamo y el lino, con resinas sintéticas. Estos se utilizaban, y se siguen utilizando, en la industria automotriz para fabricar piezas moldeadas, con el fin de reducir el peso de los vehículos, ya que los precios del combustible se estaban disparando en aquel momento.
La industria alemana del yute perdió terreno debido a los bajos precios de los productos acabados de yute procedentes de la India y Bangladés. Por último, pero no menos importante, también se convirtió en víctima de la llamada división del trabajo entre los países industrializados y los países en desarrollo, y las industrias del yute de otros países europeos también están condenadas al fracaso debido a la presión competitiva de Asia.
Lo mismo puede decirse de la importante industria del sisal en Europa, que no solo se vio gravemente afectada por la competencia de países con salarios bajos, sino también por las cuerdas para atadora de polipropileno, que se vieron favorecidas por la agricultura debido a sus ventajosos precios. De la antigua industria europea del sisal, quedaron menos de un puñado de hilanderías, situadas principalmente en la Península Ibérica.
Las antiguas hilanderías europeas que hilaban cáñamo de Manila (abacá) y producían cordelería con él también desaparecieron del mercado, porque incluso en el caso de la cordelería, la competencia del polipropileno, con un precio más reducido, provocó que su fabricación pasara a ser casi en exclusiva a partir de hilo de PP.
Adaptando a tiempo sus relaciones comerciales a los cambios del mercado, la empresa fue capaz de sobrevivir a esta época y aprovechar las nuevas oportunidades que surgieron, por ejemplo, en nuevas y prometedoras áreas de aplicación de las fibras naturales.
En 1994, la empresa celebró su 75 aniversario. Gracias a su habilidad comercial, fuerza de voluntad e inventiva, la empresa familiar ocupaba en ese momento una posición importante como uno de los líderes en su sector. En su carta de felicitación, el presidente de la Cámara de Comercio de Hamburgo describió a Wilhelm G. Clasen como un «especialista en los países del subcontinente indio».
En esta época, se prestó especial atención a China, anteriormente el mercado de compra de fibras naturales. En la primera mitad de los años noventa, el primer exportador se convirtió en importador y en uno de los mercados más importantes para el grupo empresarial, aunque continuó siendo también un mercado de adquisición de hilos y tejidos de sisal.
Debido a la creciente demanda de fibras para materiales compuestos, en 2005 se fundó en Bangladés la empresa conjunta Gerban Fibres Ltd. gerban.com. La empresa, que se fundó en Bangladés junto con un socio comercial de larga trayectoria, se especializa en el refinamiento de fibras naturales, especialmente para las industrias del automóvil, de la pasta de papel y de la construcción. Gerban posee ISO-9001 la certificación ISO 9001 y se está desarrollando con un gran éxito.
En 2008, se fundó en Daca Wilhelm G. Clasen Services Ltd. como filial de la empresa matriz en Hamburgo. La idea era aprovechar la ubicación en un país de bajos salarios para aumentar la competitividad del Grupo WGC en el mercado mundial, especialmente en China y otros mercados altamente competitivos, aprovechando al mismo tiempo los acuerdos comerciales bilaterales entre Bangladés y algunos países asiáticos. En 2011, la empresa en Daca pasó a llamarse Wilhelm G. Clasen (Bangladesh) Ltd. wgc-bd.com, y se dedica al comercio con yute en bruto, hilos de yute y artículos de yute en todo el mundo.
Desde 2009, el aumento de los precios del petróleo, el debate sobre el cambio climático y la correspondiente presión política para reducir las emisiones de CO2, han vuelvo a atraer el interés hacia el yute y otras fibras naturales, con nuevas posibilidades de aplicación.
Más que nunca las fibras naturales están en la onda. La demanda está aumentando, pero al mismo tiempo los precios también están subiendo, y muchos clientes compran directamente en origen. WGC (Bangladesh) Ltd., la sucursal en Dhaka, ha sabido imponerse bien durante estos años, ya que la empresa trabaja de acuerdo con los valores de la empresa matriz de Alemania. La fiabilidad respecto la calidad y el cumplimiento de los plazos tienen la máxima prioridad, lo que da como resultado relaciones largas y confiables con nuestros clientes.
La joint venture GerBan Fibres Ltd. ha logrado consolidar su posición, especialmente durante este período. Los proveedores de la industria automotriz y también los fabricantes de papel y pulpa están firmando contratos a largo plazo, y la excelente utilización de la capacidad ha dado como resultado implementar varias medidas de modernización y una expansión de las capacidades al final de la década. Hoy, GerBan Fibres Ltd. es uno de los productores líderes y más reconocidos de “jute sliver” en Bangladesh, con una clientela esparcida por todo el mundo.
Una industria que anteriormente era un nicho y que se describió como “no tradicional“ está ganando importancia en estos años: Estamos hablando de la industria de la construcción (incluidos los países de Arabia Saudita, Oriente Medio, África del Norte y África Occidental), en la que las fibras de sisal pueden usarse para trabajos de enlucido. Esta demanda adicional es uno de los factores que ha llevado los precios a un nivel comparativamente alto durante este período.
Especialmente en los últimos años de esta década, la compañía ha logrado ampliar significativamente su posición en Ecuador, y las cantidades exportadas de fibras de abacá han aumentado, sobre todo debido a la excelente cooperación con fiables socios locales.
Hacia el final de la década, Wilhelm G. Clasen celebró el centenario de la empresa en Hamburgo con invitados de alto rango.
Desde la sede de Hamburgo, un equipo de profesionales con amplia experiencia se encarga de la expansión de las relaciones comerciales existentes y de la correcta marcha de los negocios de importación, tránsito y exportación en todo el mundo.
Todos ellos conocen bien el negocio de las materias primas, un mercado muy sensible, que depende de un número incalculable de factores.